La beneficencia como actitud forma parte
de la tradición hipocrática y ha perneado la ética médica desde sus
orígenes hasta nuestros días.
Aceptada sin problema alguno durante muchos siglos
ha sido puesta en tela de juicio en la modernidad conforme
ha aumentado la importancia de la autonomía de la persona.
La consecuencia principal ha sido el notable cambio
en el modo de entender la relación entre el médico y el paciente.
Beauchamp y Childress distinguen entre la
beneficencia como acto concreto, la benevolencia como virtud, y el
principio de beneficencia que indica <<la obligación moral de
actuar en beneficio de los otros>>
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